Cada ciudadano de acuerdo a su formación y experiencia tiene una visión y sus propias ideas sobre como resolver los problemas de la sociedad. Al haber distintas posiciones el debate, el intercambio de ideas, el dialogo son los medios para construcción de nuestras sociedades.
viernes, 22 de mayo de 2020
10 de mayo de 1989: Prohibido olvidar
Para tener solamente casi 104 años de vida republicana, nuestro país tiene una historia rica en momentos memorables, pero, lamentablemente, una historia oscura, marcada por la violencia patrocinada desde cuarteles, donde imperaba el irrespeto a la democracia y la libertad, y donde prevalecía la tortura, el secuestro, la extorsión, el exilio, las desapariciones a quienes se opusieran al régimen del terror orquestado desde el cuartel de la avenida A.
Hablaban de nacionalismo y se llamaban enemigos del imperialismo yanqui, pero se educaron en la Escuela de las Américas. Solo basta ver algunas fotos donde aparece el general "Cara de Piña" en operaciones conjuntas con el Comando Sur.
Crearon un Batallón de la Dignidad, pero hoy la historia nos demuestra que de "dignos" no tenían nada, al contrario, quedaron como los "varilleros de la indignidad".
El lema "Ni un paso atrás" solo era para intimidar al humilde pueblo panameño, para avasallarlo, para callar las voces de protesta; vendían nacionalismo con el único fin de justificar sus actos de corrupción; hoy siento lástima por aquellos panameños que por ignorancia se prestaron para la ignominia y la degradación a que sometieron a vivir a los panameños y panameñas, en aquellos años donde decir la palabra libertad y democracia era un pecado para los déspotas y opresores.
En aquella época oscura de nuestra historia, tan solo era un niño de seis años que apenas aprendía a escribir y a leer, que no comprendía los debates, ni las discusiones de los adultos que se preguntaban ¡hasta cuándo con este régimen de terror! ¿Cuándo se va el dictador? Pero es difícil recordar todos esos momentos trágicos, más cuando uno empieza a vivir la vida. Pero el 10 de mayo de 1989, está en mis recuerdos como si fuera ayer. Tan solo habían transcurrido tres días de las elecciones generales, las cuales se celebraron bajo la zozobra de la intimidación, la violencia y el sonido de balas.
Era un miércoles nublado y triste; la avenida Central estaba desolada. Como a los 12 medio día aparecieron en escena los primeros policías en un radiopatrulla que parecía una lancha, y se detuvieron en el Parque de Santa Ana. Luego, más o menos, media hora o quizás 45 minutos después, un policía, rifle en mano, entró a la casa de mis tíos y les gritó: ¡Cierren las puertas!... yo estaba observando lo que sucedía. Una turba de delincuentes, que se hacía llamar "Batallones de la Dignidad", se apostaba en las inmediaciones de la Zapatería Infantil, esperando la marcha que lideraba el licenciado Guillermo Endara, junto a los demás miembros de la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC), la cual había vencido abrumadoramente a la Coalición de la Liberación Nacional (norieguistas), encabezada por Carlos Duque Jaén. Al llegar la manifestación por la democracia, a la esquina de la avenida Central con la calle D, la marcha fue interceptada y atacada con premeditación por las "huestes indignas" y solo se escuchaba el sonido de las balas, llanto, personas gritando, vidrios de autos que se rompían. Muchas personas se escondieron en donde yo vivía, porque le temían a los "varilleros" y a los gorilas.
Eran alrededor de las cuatro de la tarde cuando me asomé al balcón; ya el silencio volvía a imperar en la Central, había un "doberman" apostado a la entrada de Salsipuedes; y en la entrada de la Sedería La Luna, un charco de sangre que resultó ser el lugar donde murió el escolta del señor Billy Ford; donde después las imágenes televisivas muestran a un criminal, inhumano, burlándose del dolor de una persona que estaba mal herida y que necesitaba de asistencia médica.
Se trata de un triste día de nuestra historia patria (10 de mayo de 1989); quizás pocos jóvenes recuerden aquel trágico suceso. Pero vale la pena que la ciudadanía recuerde aquel funesto miércoles de mayo, para que jamás esa violencia que surge de la vanidad, la soberbia y las ansias de perpetuarse en el poder, bañen de sangre nuestras calles y cause tanto dolor en nuestros humildes hogares.
Nuestra democracia resurge con la sangre de muchos héroes, que nadie recuerda. Héroes que dieron su vida por la libertad. Todavía quedan muchas heridas e interrogantes por resolver sobre los 21 años de dictadura militar, y resentimiento de un pueblo que no olvida las torturas, las persecuciones, las violaciones, los exilios y las desapariciones de muchas personas que nadie sabe dónde están sus restos para darles cristiana sepultura. El verdadero nacionalismo no es callar ni oprimir al pueblo, no es sacar un machete y luego salir huyendo; el verdadero nacionalista es aquel que le sirve a la Patria sin buscar recompensas, como Justo Arosemena, Eusebio A. Morales, Tomás Herrera, Belisario Porras, Harmodio Arias Madrid, entre otros. La juventud debe conocer la historia de nuestro país, para que jamás nuestra libertad y democracia queden en manos de personas inescrupulosas y gavillas de buitres, que solo quieren ocupar cargos públicos para enriquecerse y para justificar sus acciones evocando el respeto de la soberanía, cuando ni siquiera saben el significado de la misma. Todo aquel que en su pasado le hizo daño a la patria y llegue a ocupar un cargo público sin pedir perdón de sus errores del pasado es un inmoral y sinvergüenza, pero más deshonroso es el pueblo que no reclama y calla.
Ojalá algún día podamos vencer esa frase del poeta Roque Javier Laurenza, que dice: "El panameño desdeña el pasado, vive un presente estéril y no le interesa el futuro"; porque el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.
El autor es abogado
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